Redacción 2022-09-02El odio se construye, la violencia se combate
El odio es una práctica social, es algo que se construye, nosotros como humanos y seres sintientes que somos, portamos dentro de nosotros este germen odiador, también, la semilla para ser solidarios o bien de luchar por la justicia.
El estruendo que ocasionó lo que podría haber sido el asesinato de la vicepresidente de la Nación no tiene precedentes, es el caso más grave desde que los argentinos decidimos recuperar la democracia, por ello, antes de empezar un pequeño análisis, repudiamos categóricamente lo ocurrido.
Los políticos, inmigrantes, personas en situación de calle, humanos de otras religiones, fueron son y serán los chivos expiatorios que sirven para redirigir nuestras frustraciones. Estos son caratulados como los “responsables” de los que nos pasa como sociedad. Las persecuciones, agresiones verbales, los casos de incendio a personas en situación de calle, y ahora, agreguemos, el intento de asesinato a una de las máximas referentes políticas del país, puede o no gustar, pero es lo que es, son la manifestación de la aceptación social de un cúmulo de prácticas sigilosas que han permeado en los pensares de todos los Argentinos. La violencia simbólica y real nos es normal hoy en día.
La violencia no fue siempre utilizada de la misma manera, haciendo una comparación histórica, en la última dictadura cívica militar, lo que se buscaba y fomentaba desde los medios comunicaciones era la parálisis de la ciudadanía, se alimentaba un negacionismo de lo que ocurrirá, se dejaba rienda suelta a una de las dictaduras más sangrientas de Latinoamérica. Por ello es que las Madres de Plaza de Mayo tienen el reconocimiento mundial que ostentan, la ciudadanía en general miraba hacia otro lado, ellas encarnaban la lucha, en soledad.
Hoy, en cambio, el discurso del odio busca adrede, incentivar nuestros odios, a contra mano de la estrategia de la dictadura, se busca la agresión intencionadamente, hay una incitación constante, se agita de manera vil el ejercicio de la violencia. Lo más triste, es que esta violencia muchas veces se direcciona hacia los más vulnerables.
Argentina, desde la vuelta a la democracia, dijo “NUNCA MÁS” a la violencia institucional. El país ha sido dentro de los parámetros respetuoso con este mojón que tanta sangre se llevó para conseguirlo. Con el hecho ocurrido a CFK, este corre el peligro de romper uno de los pactos más sagrados que nos heredó Alfonsín, no nos confundamos, esto no es por una mujer, no es por un partido, es por la democracia.